La realidad virtual puede ayudar a las personas con baja autoestima

La realidad virtual puede ayudar a las personas con baja autoestima.

Una nueva investigación sugiere que una experiencia de realidad virtual puede mejorar el rendimiento intelectual de aquellos con baja autoestima.

Investigadores de la Universidad de Barcelona utilizaron una simulación de realidad virtual para permitir a las personas tener la percepción de estar en el cuerpo de Albert Einstein. Después de la experiencia de «Einstein», los participantes tenían menos probabilidades de estereotipar inconscientemente a las personas mayores, mientras que aquellos con baja autoestima obtuvieron mejores puntajes en las pruebas cognitivas.

Los investigadores creen que el estudio sugiere que la forma en que el cerebro percibe el cuerpo es sorprendentemente flexible. Los investigadores esperan que la técnica sea útil para la educación.

«La realidad virtual puede crear la ilusión de un cuerpo virtual para sustituir al tuyo, lo que se llama encarnación virtual», dijo el profesor Mel Slater de la Universidad de Barcelona.

«En un entorno virtual inmersivo, los participantes pueden ver este nuevo cuerpo reflejado en un espejo y que coincide exactamente con sus movimientos, lo que ayuda a crear una poderosa ilusión de que el cuerpo virtual es el suyo».

Investigaciones anteriores encontraron que la realización virtual puede tener efectos sorprendentes en las actitudes y el comportamiento. Por ejemplo, las personas blancas que experimentaron un cuerpo negro virtual mostraron menos estereotipos inconscientes (llamados prejuicios implícitos) de las personas negras.

«Nos preguntamos si la realización virtual podría afectar la cognición», comentó Slater.

«Si le diéramos a alguien un cuerpo reconocible que representara la inteligencia suprema, como el de Albert Einstein, ¿funcionaría mejor en una tarea cognitiva que las personas a las que se les da un cuerpo normal?»

Para averiguarlo, los investigadores reclutaron a 30 hombres jóvenes para participar en un experimento de realización virtual.

Antes de la realización, los participantes completaron tres pruebas: una tarea cognitiva para revelar sus habilidades de planificación y resolución de problemas; una tarea para cuantificar su autoestima; y uno para identificar cualquier sesgo implícito hacia las personas mayores.

La tarea final se usó para investigar si la experiencia de tener una simulación de apariencia más antigua podía cambiar las actitudes hacia las personas mayores.

Luego, los participantes del estudio se pusieron un traje de rastreo corporal y un casco de realidad virtual. La mitad experimentó un cuerpo virtual de Einstein y la otra mitad un cuerpo adulto normal. Después de completar algunos ejercicios en el entorno virtual con su nuevo cuerpo, repitieron el sesgo implícito y las pruebas cognitivas.

Los investigadores encontraron que las personas con baja autoestima realizaban mejor la tarea cognitiva siguiendo la experiencia virtual de Einstein, en comparación con aquellos que experimentaban un cuerpo normal de alguien de su edad. Aquellos expuestos al cuerpo de Einstein también tenían un prejuicio implícito reducido contra las personas mayores.

La parcialidad se basa en considerar que alguien es diferente de ti. Estar en un cuerpo más viejo puede haber cambiado sutilmente las actitudes de los participantes al difuminar la distinción entre personas mayores y ellos mismos.

Del mismo modo, estar en el cuerpo de alguien extremadamente inteligente puede haber hecho que los participantes piensen en sí mismos de manera diferente, lo que les permite desbloquear recursos mentales a los que normalmente no tienen acceso.

Fundamentalmente, estas mejoras cognitivas solo ocurrieron en personas con baja autoestima.

En base a los resultados los investigadores plantean la hipótesis de que aquellos con baja autoestima tenían más que ganar al cambiar la forma en que pensaban sobre sí mismos. A partir de esto concluyeron que verse en el cuerpo de un científico respetado e inteligente puede haber aumentado su confianza durante la prueba cognitiva.

La investigación aparece en la revista Frontiers in Psychology.

Fuente: Frontiers/EurekAlert

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