Tras analizar 26 series españolas de televisión emitidas por cadenas generalistas en prime time, el horario de máxima audiencia, en 2016 y 2017, investigadoras de la Universidad de Salamanca (España) han comprobado que sólo un 36% de los 723 personajes que aparecen son femeninos. Los géneros mantienen estereotipos tradicionales, de manera que los hombres interpretan personajes más cualificados que tienen más objetivos en el ámbito laboral, mientras que las mujeres asumen más metas personales. Además, existe una sobrerrepresentación de personas heterosexuales y cisgénero con respecto a la población general.
“La televisión sigue siendo el medio hegemónico en la comunicación de masas y las producciones españolas viven un momento dulce, por eso consideramos que la representación de la sociedad que ofrecen las series tiene una gran influencia y modela la realidad”, destaca en declaraciones a DiCYT Beatriz González de Garay, profesora del Departamento de Sociología y Comunicación de la institución académica salmantina, una de las autoras de este trabajo publicado en la revista Feminist Media Studies, junto con sus compañeras María Marcos Ramos y Carla Portillo Delgado.
En un estudio anterior, ya había comprobado cómo el cine español más taquillero también contribuye a perpetuar la desigualdad de género. A grandes rasgos, esta nueva investigación ratifica esta idea con más datos. “Los personajes femeninos están identificados con ocupaciones laborales determinadas, de menor cualificación -por ejemplo, solo aparecen mujeres ocupadas en el trabajo doméstico-, y curiosamente, socializan predominantemente en contextos masculinos hasta el punto de que más del 30% de los personajes femeninos nunca hablan con otras mujeres”, apunta la investigadora.
Otro aspecto importante es la hipersexualización, es decir, la tendencia a enfatizar el valor sexual de una persona por encima de otras características, lo que también se vincula sobre todo a los personajes femeninos.
Por su parte, los hombres tienen el monopolio de la violencia, tanto en el rol de agresores como de víctimas. “A primera vista esta identificación de la violencia con el mundo masculino parece dejar bien parada a la mujer, pero hay que tener en cuenta que la violencia también es poder, así que el mensaje tiene otras implicaciones”, indica.
El estudio también revela la escasa representación de la homosexualidad, la bisexualidad y otras orientaciones sexuales. A pesar de que hasta el 11% de la población española se identifica como no heterosexual, sólo un 2% de los personajes de las series manifiesta su homosexualidad. Además, sólo uno de los 723 personajes analizados es transgénero.
Entre las series con mayor diversidad y equilibrio en la representatividad están Vis a vis y Buscando el norte (ambas de Antena 3), mientras que algunas de las producciones más conocidas y de más éxito, como La que se avecina, Chiringuito de Pepe (Telecinco) y Víctor Ros (TVE) son las que tienen menos.
Imagen de la serie Buscando el Norte, de Antena 3. (Foto: Antena 3)
El hecho de que muchas series sean históricas y, por lo tanto, estén ambientadas en épocas en las que la mujer tenía un papel secundario en la sociedad puede influir en estos resultados, pero no los justifican. “En realidad, una serie de ficción no tiene por qué conectar tanto con la época en la que está ambientada y, de hecho, suelen hacerlo más con las sensibilidades contemporáneas a pesar de que tengan otro marco histórico, pero al margen de esto, vemos que muchas de las que mantienen más roles tradicionales están ambientadas en la época actual”, apunta la autora.
Según las investigadoras, los espectadores no son muy conscientes de estos sesgos de representatividad en las series. “Existe una disonancia entre la percepción de la gente y el contenido real; de hecho, estamos trabajando en encuestas que nos indican que el público piensa que en estas producciones audiovisuales hay más diversidad”, comenta Beatriz González de Garay.
En opinión de las autoras, el hecho de que las producciones audiovisuales mantengan estos estereotipos no responde a una intención concreta de guionistas o productores, sino que se trata más bien de “inercias, esquemas mentales que salen sin querer y que tardarán en cambiar”, en parte, por cuestiones de mercado. “Los hombres no están acostumbrados a ver ficciones centradas en personajes femeninos, en cambio nosotras asumimos el protagonismo masculino con naturalidad, con lo cual, elegir esa opción parece más neutral”, afirman.
En este sentido, hay que destacar que se trata de series dirigidas a un público muy heterogéneo, el que ve televisión por la noche de forma tradicional en las principales cadenas. Las propuestas que se programan son menos arriesgadas que las de otros contextos, como las plataformas de pago, en las que se encuentran grandes producciones internacionales, pero también series nacionales innovadoras que no se identifican con esquemas tan tradicionales. (Fuente: José Pichel Andrés / DiCYT)