En la búsqueda de la felicidad, desde hace mucho tiempo se reconoce que la gratitud es una herramienta poderosa. Según una gran cantidad de investigaciones, expresar gratitud puede conducir a mejores relaciones sociales, salud física y bienestar psicológico. Sin embargo, un estudio publicado en Affective Science profundizó en la dinámica de la gratitud, examinando específicamente si es más efectiva cuando se mantiene en privado, se comparte uno a uno con un benefactor o se comparte públicamente en las redes sociales.
El estudio tuvo como objetivo arrojar luz sobre el impacto de las intervenciones de gratitud en la era digital. Se buscó responder si las expresiones digitales de gratitud tienen efectos similares en el bienestar que los métodos tradicionales. El estudio también tuvo como objetivo replicar y ampliar investigaciones anteriores para proporcionar una comprensión más clara de cómo se puede aprovechar la gratitud para el crecimiento personal.
La gratitud, tal como se define en este estudio, implica reconocer resultados positivos en la vida que provienen de fuentes externas. Es un concepto que se ha estudiado ampliamente en el pasado, utilizándose diversas formas de intervenciones de gratitud para mejorar el bienestar.
Las intervenciones de gratitud suelen adoptar una de dos formas principales. La primera consiste en escribir cosas por las que una persona está agradecida, como la belleza de la naturaleza o la buena salud. La segunda, conocida como “visita de gratitud”, requiere que los participantes escriban y entreguen personalmente una carta de agradecimiento a alguien que haya sido especialmente amable con ellos. Estas intervenciones están diseñadas para aumentar el bienestar subjetivo, que abarca emociones tanto positivas como negativas y la satisfacción general con la vida.
En su nuevo estudio, Lisa C. Walsh de la Universidad de California en Riverside y sus colegas intentaron examinar el aspecto social de la gratitud. Los investigadores reclutaron a un grupo diverso de 916 estudiantes universitarios de una gran universidad pública.
Los participantes fueron asignados aleatoriamente a una de cuatro condiciones: (1) escribir una carta de gratitud y no compartirla (gratitud privada), (2) compartir gratitud con un benefactor a través de un mensaje de texto (gratitud 1 a 1), (3) compartir gratitud con un benefactor en las redes sociales (agradecimiento público), o (4) seguimiento de sus actividades diarias (control).
En el transcurso de aproximadamente una semana, se pidió a los participantes que completaran la actividad asignada cuatro veces con diferentes personas, según correspondiera. Los investigadores predijeron que los participantes en cualquier condición de gratitud experimentarían mejoras en varios resultados de bienestar en comparación con el grupo de control. También esperaban que compartir la gratitud uno a uno pudiera tener el impacto más significativo, ya que la gratitud privada carece de interacción social y la gratitud pública puede tener inconvenientes como la autocensura.
El estudio encontró que los participantes en cualquiera de las condiciones de gratitud reportaron aumentos significativos en gratitud, emociones positivas, satisfacción con la vida, elevación (una sensación de optimismo sobre la humanidad), conexión, apoyo y disminución de la soledad en comparación con el grupo de control. Estos efectos fueron relativamente pequeños, pero se consideran significativos, especialmente cuando se acumulan a lo largo del tiempo.
Un hallazgo interesante fue que la condición de gratitud 1 a 1, en la que los participantes compartían su gratitud con sus benefactores a través de mensajes de texto, mostró los aumentos más significativos en la conexión social y el apoyo. Sin embargo, no hubo diferencias significativas en los resultados de bienestar entre las diversas condiciones de gratitud, lo que sugiere que todas las formas de expresar gratitud tuvieron un impacto positivo.
Los resultados del estudio proporcionan información valiosa sobre la eficacia de las intervenciones de gratitud digital para promover el bienestar. Estos hallazgos tienen implicaciones prácticas, ya que las intervenciones de gratitud digital son fácilmente escalables y pueden ser implementadas por individuos, profesores, investigadores, entrenadores, terapeutas y organizaciones.
A pesar de las fortalezas de este estudio, es importante reconocer algunas limitaciones. Por ejemplo, el estudio se centró en estudiantes universitarios y es posible que sus resultados no se generalicen a la población en general. Además, el estudio no investigó la durabilidad a largo plazo de los efectos observados.
«En general, el presente estudio muestra que las intervenciones de gratitud digital ayudaron a mejorar significativamente el bienestar de los estudiantes, haciéndolos sentir más felices y satisfechos con sus vidas, así como más conectados socialmente y menos solos», concluyeron los investigadores. “… Al examinar cómo las intervenciones de gratitud digital afectan (o no) el bienestar, esperamos que este estudio informe a los investigadores y profesionales sobre cómo cultivar y personalizar futuras intervenciones de bienestar. Es decir, estudios futuros podrían ampliar nuestro enfoque para determinar si tales intervenciones son igualmente beneficiosas en distritos escolares, empresas, organizaciones gubernamentales y entornos de atención médica. Debido a que las intervenciones de gratitud digital pueden implementarse fácilmente en línea y entregarse a miles de personas, presentan una herramienta potencialmente útil tanto para investigadores como para profesionales”.
Fuente: Affective Science
Articulo original: Titulo: “What is the Optimal Way to Give Thanks? Comparing the Effects of Gratitude Expressed Privately, One-to-One via Text, or Publicly on Social Media“. Autores: Lisa C. Walsh, Annie Regan, Jean M. Twenge y Sonja Lyubomirsky.