Un estudio reciente publicado en Frontiers in Psychology arroja luz sobre lo que los hombres y las mujeres envidian entre sí, revelando que la envidia a menudo refleja disparidades sociales y biológicas más amplias entre los sexos. La investigación descubrió que las mujeres tienden a envidiar a los hombres por sus ventajas sociales percibidas y sus libertades biológicas, mientras que los hombres a menudo envidian a las mujeres por su atractivo físico y sus roles tradicionales, como la maternidad.
Los investigadores se sintieron inspirados a explorar la envidia basada en el género después de notar patrones recurrentes de desequilibrio emocional en sus conversaciones con los estudiantes. Estas conversaciones revelaron que la envidia a menudo desempeñaba un papel en las relaciones entre hombres y mujeres, lo que impulsó a los investigadores a investigar más a fondo. A pesar de la extensa literatura sobre la envidia, se había prestado poca atención a cómo opera entre los géneros en la sociedad contemporánea, en particular a medida que evolucionan los roles de género.
“El interés en el tema surgió a partir de nuestra práctica docente cuando empezamos a notar algunas expresiones específicas de emoción y desequilibrio en nuestras discusiones en clase con los estudiantes, a las que los estudiantes se referían como envidia”, dijo la autora del estudio Michaela Krakovská, profesora adjunta de la Universidad de Ostrava.
“Discutimos extensamente el tema de las relaciones entre hombres y mujeres con unos 600 estudiantes. Después de revisar la literatura existente, descubrimos que se trataba de un tema que no se había abordado recientemente y que valdría la pena implementar en nuevos entornos”.
“A medida que una nueva generación de jóvenes llega a la mayoría de edad con oportunidades más abiertas e ideas sobre la mayor permeabilidad de los roles sociales entre los sexos, nos interesaba saber si se manifestarían experiencias de envidia de género y en qué contexto”.
Para explorar la envidia de género, los investigadores llevaron a cabo un estudio con datos recopilados a través de una encuesta nacional administrada por una agencia de investigación sociológica profesional. La muestra incluyó a 1.769 participantes de 15 años o más, representativos de la población de la República Checa. A los participantes se les formuló una pregunta abierta: «¿Qué envidias del otro sexo?». Este enfoque permitió a los encuestados proporcionar respuestas individualizadas y sin filtros, que iban desde palabras sueltas hasta oraciones detalladas.
Los investigadores analizaron las respuestas mediante un análisis temático, un método que organiza los datos cualitativos en patrones y temas identificables. Las respuestas se codificaron y agruparon en tres categorías generales o “supercategorías”: ventajas sociales, físico y rasgos psicológicos. Cada una de estas supercategorías se dividió a su vez en subcategorías para captar los aspectos matizados de la envidia de género.
Los investigadores descubrieron que las mujeres eran más propensas a expresar envidia hacia los hombres por los privilegios sociales percibidos. Las respuestas más comunes incluían los salarios más altos de los hombres, las oportunidades de ascenso profesional y la libertad de las presiones sociales relacionadas con la apariencia y el trabajo emocional. Muchas mujeres destacaron la capacidad de los hombres para «relajarse» y disfrutar de una vida más sencilla y menos estresante, sin la carga de las responsabilidades del hogar y el cuidado de los niños.
Por otro lado, los hombres envidiaban a las mujeres por su capacidad de usar la belleza y el encanto para influir en los demás, así como por su libertad de expresar sus emociones abiertamente sin el juicio social.
Los rasgos físicos eran un foco importante de envidia para ambos sexos. Las mujeres envidiaban la fuerza física de los hombres y su libertad respecto de procesos biológicos como la menstruación, el embarazo y la menopausia. Muchas mujeres también manifestaron su envidia por la capacidad de los hombres de envejecer de forma natural sin enfrentarse a un intenso escrutinio social.
“La investigación ha descubierto un nuevo tipo de envidia, que hemos llamado ‘envidia ablativa’, porque consiste en envidiar algo que la otra persona no tiene, pero que la persona envidiosa no quiere tener”, explicó Krakovská. “En concreto, las mujeres envidian a los hombres por no tener la menstruación, por no tener que pasar por el parto y la menopausia. El subtexto es que a la persona envidiosa le gustaría que le quitaran algo desagradable y no tener que soportarlo, al igual que el objeto de su envidia no tiene que soportarlo”.
Por el contrario, los hombres solían expresar envidia por la belleza y la elegancia de las mujeres y por las ventajas sociales asociadas con el atractivo. También admiraban la capacidad de las mujeres para traer nueva vida al mundo, y algunos hombres expresaban específicamente su envidia por la maternidad.
En el ámbito psicológico, los hombres y las mujeres se envidiaban mutuamente por sus diferentes puntos fuertes. Los hombres envidiaban la capacidad de las mujeres para realizar múltiples tareas y gestionar eficazmente responsabilidades complejas, mientras que las mujeres envidiaban la estabilidad emocional de los hombres y su enfoque lógico de la vida. Esto puso de relieve las formas en que las expectativas sociales moldean las percepciones de los rasgos emocionales y cognitivos.
“Las mujeres envidian a los hombres por su vida más despreocupada, su situación económica y su estatus en el mundo laboral”, afirma Krakovská. “Los hombres, en cambio, envidian a las mujeres por su belleza física y su capacidad de seducción y manipulación. La envidia refleja, por tanto, el desequilibrio de género en la sociedad y el hecho de que no somos iguales en nuestros deseos”.
Curiosamente, los investigadores también descubrieron que, si bien la envidia de género es frecuente, una parte sustancial de los encuestados (más del 42 % de las mujeres y el 56 % de los hombres) afirmaron no envidiar en absoluto al sexo opuesto. Esto sugiere que, si bien los roles sociales y las diferencias biológicas generan envidia, muchas personas ven las diferencias de género con aceptación o neutralidad.
“La principal limitación del estudio es la homogeneidad de la muestra a nivel nacional (población checa), que puede diferir de las muestras extranjeras”, señaló Krakovská. “Otra limitación fue el método de recopilación de datos basado en una sola pregunta, que no permitió un mayor desarrollo del tema o de las respuestas”.
Las investigaciones futuras podrían abordar estas limitaciones explorando la envidia de género en entornos culturales más diversos y empleando una gama más amplia de métodos, como entrevistas en profundidad o encuestas con opciones de respuesta estructuradas.
“Nuestro objetivo a largo plazo es explorar la envidia de género más a fondo y comprender mejor sus causas y manifestaciones, incluso a nivel internacional”, explicó Krakovská. “Ya estamos trabajando en colaboraciones para recopilar datos en países con diferentes contextos culturales, como Portugal, Macedonia del Norte, Eslovaquia y Yemen”.
“Actualmente nos estamos centrando en un análisis interdisciplinario del fenómeno de la envidia, no sólo en términos de investigación empírica, comparando este fenómeno en un contexto internacional en términos de determinantes culturales específicos y su influencia en su manifestación, sino también en términos de identificar y evaluar sus potenciales implicaciones prácticas para la dinámica social, las relaciones interpersonales y el clima psicosocial en diferentes entornos culturales y sociales”.
Los investigadores también destacaron la necesidad de investigar más a fondo la envidia ablativa. Comprender esta forma de envidia podría arrojar luz sobre cómo los sentimientos de injusticia y la autopercepción influyen en la dinámica de género.
“Esta forma particular de envidia plantea interrogantes sobre sus raíces psicológicas, sociales y culturales, incluidos sus posibles vínculos con sentimientos de injusticia, baja autoestima o amenazas percibidas al propio estatus”, explicó Krakovská. “Al mismo tiempo, es fundamental explorar qué estrategias de intervención podrían ser eficaces para mitigarla, en particular en el contexto del conflicto interpersonal y la alteración de la cohesión social que a menudo acompañan a la envidia ablativa”.
“En resumen, nuestro objetivo es desarrollar investigaciones e implicaciones prácticas dirigidas a evitar que la envidia entre hombres y mujeres se convierta rápidamente en resentimiento, hostilidad y odio”.
Fuente: Frontiers in Psychology
Articulo original:
Título: “What do men and women envy each other for?“.
Autores: Tereza Kimplova, Michaela Krakovska, Radim Badosek y Panajotis Cakirpalog