Siempre he sido una persona indecisa. Qué ponerme, qué elemento del menú elegir, cuándo hacer las tareas domésticas; siempre pensando en escenarios, antes de comprometerme incluso con las opciones más triviales.
Si esto suena como tú, ciertamente no eres inusual: muchas personas luchan con estos problemas. Es posible que nuestra nueva investigación no pueda ayudarte a elegir a qué restaurante ir, pero podría tranquilizarte. Las personas decisivas pueden tener más confianza en las decisiones que toman, pero no son mejores para tomar decisiones que el resto de nosotros.
El punto de partida para un estudio reciente en las diferencias entre personas decisivas e indecisas fue encontrar una forma confiable de distinguir entre los participantes. El equipo de investigadores utilizó el Escala de Control de Acción, un cuestionario de sí o no sobre las elecciones y comportamientos cotidianos. Por ejemplo, si te aburres rápidamente después de aprender un nuevo juego.
Esta escala puede revelar si una persona es acción u orientada al estado. Orientado a la acción la gente se centra en la acción. Son más decisivos, flexibles y propensos a implementar sus intenciones frente a la adversidad.
Orientado al Estado las personas se centran en su estado emocional. Son indecisos, a menudo luchan por comprometerse con sus elecciones y abandonan sus compromisos con más frecuencia.
Encuestamos a una cohorte de 723 participantes, de los cuales se eligió los 60 más orientados a la acción y los 60 más orientados al estado para participar en los principales experimentos. Los participantes pasaron por un conjunto de tareas cognitivas, con opciones de bajo riesgo. Por ejemplo, probamos su percepción simple (si una nube de puntos se mueve hacia la izquierda o hacia la derecha) y preferencia (cuál de los dos bocadillos preferiría comer).
El equipo de investigadores comparó lo siguiente procesos cognitivos entre los dos grupos:
- velocidad de procesamiento de evidencia (qué tan rápido puede adquirir nueva información);
- precaución en la decisión (cuánto necesita saber para comprometerse con una elección);
- sesgo inicial (cuánto influye la elección en algún conocimiento previo);
- sensibilidad metacognitiva (con qué precisión puede juzgar la corrección de su elección);
- sesgo metacognitivo (qué tan seguro está de su decisión).
Lo que se encontró
La única diferencia en los dos grupos, en todos los experimentos, fue que las personas orientadas a la acción tenían más confianza en sus elecciones. No hubo diferencias en la precisión, la velocidad, la cautela, el sesgo o la sensibilidad. El grupo orientado a la acción tenía más confianza, a pesar de no ser de ninguna manera mejor, más rápido o más preciso.
Ciertamente, puede parecer excesivo, y a veces debilitante, cuando ni siquiera puede decidir qué almorzar. La indecisión puede obstaculizar nuestra capacidad para perseguir nuestros objetivos. Por ejemplo, el ejercicio se vuelve difícil si cada mañana nos cuestionamos a nosotros mismos y deliberamos quedarnos en la cama.
Pero la investigación sugiere que las personas indecisas no son de ninguna manera peores para tomar decisiones. Podemos procesar la evidencia tan rápido y aprovechar el conocimiento previo con la misma eficacia que las personas decisivas (y una consideración cuidadosa puede pagar dividendos al tomar decisiones que cambian la vida, como elegir una universidad o comprar una casa, incluso si, como millennial, esto es solo un problema en teoría).
Tener menos o más confianza en la elección que se ha hecho no puede afectar el resultado. Sin embargo, puede influir en los futuros. Las personas orientadas al Estado tienen menos confianza en si la elección es correcta, lo que hace que perseguir nuestros objetivos sea un desafío mucho mayor.
Es fácil ver cómo esto puede relacionarse con cosas como prepararse para un examen, hacer ejercicio o aprender una nueva habilidad. Si tiene poca confianza en que está haciendo un progreso significativo, puede desalentar la práctica regular.
Las razones de esta brecha de confianza aún no se han explicado adecuadamente. Pero algunas investigaciones sugieren un vínculo con la forma en que las personas regular sus emociones. Esta brecha de confianza podría ser la razón por la que algunas personas tienen éxito donde otras no.
Fuente: The Conversation