Un estudio en Canadá que involucró a niños de 8 y 9 años encontró que los niños tímidos con baja inteligencia emocional mostraban comportamientos más internalizantes (como depresión, ansiedad y propensión a experimentar emociones negativas). Sin embargo, la timidez no se asoció con estos comportamientos en niños con alta inteligencia emocional. El estudio fue publicado en Personality and Individual Differences.
La timidez es un rasgo en el que las personas se sienten incómodas y nerviosas en situaciones sociales, lo que a menudo los lleva a evitar las interacciones con los demás. Puede afectar seriamente la capacidad de un individuo para conectarse y comunicarse de manera efectiva con los demás. Debido a todo esto, las personas tímidas son más propensas a tener poca confianza en sí mismas, tener malas relaciones con sus compañeros, baja autoestima y estar solas.
Las teorías de la timidez proponen que el principal factor involucrado en su desarrollo es una mayor percepción de amenaza en situaciones sociales. Se acompaña de una incapacidad para regular las emociones de miedo. Los niños tímidos también son más propensos a desarrollar los llamados comportamientos de internalización. Estos incluyen ansiedad, síntomas depresivos y propensión a experimentar emociones negativas. Sin embargo, no todos los niños tímidos desarrollan estos comportamientos. Esto indica que hay factores que modifican la relación entre la timidez y estos resultados adversos.
La autora del estudio, Soyoung Jung, y sus colegas querían examinar si la inteligencia emocional podría ser un factor que cambie la relación entre la timidez y las conductas de internalización. La inteligencia emocional es la capacidad de reconocer, comprender, gestionar y utilizar eficazmente las propias emociones, así como las emociones de los demás en diversas situaciones sociales. Abarca habilidades como la empatía, la autoconciencia, la regulación emocional y la comunicación interpersonal.
Los investigadores plantearon la hipótesis de que la inteligencia emocional podría ser un factor protector para los niños tímidos contra el desarrollo de comportamientos de internalización. Para probar esto, realizaron un estudio en un grupo de niños.
Los participantes fueron 66 niños y 49 niñas. Los niños tenían entre 8 y 9 años de edad y fueron reclutados con sus padres de la Base de Datos de Niños en el Departamento de Psicología, Neurociencia y Comportamiento de la Universidad McMaster en los hospitales de Hamilton, Ontario.
Esta base de datos contiene nombres y contactos de madres que dieron a luz a bebés sanos en hospitales locales en Hamilton, Ontario y que aceptaron ser contactadas para estudios de desarrollo. Los niños provenían principalmente de familias de clase socioeconómica media y alta.
Los padres proporcionaron datos sobre la participación de sus hijos en el estudio. Completaron evaluaciones de timidez (el Cuestionario de Comportamiento de los Niños), inteligencia emocional (una evaluación personalizada basada en otras escalas de inteligencia emocional como la Escala de Inteligencia Emocional de Wong y Law) e internalización de comportamientos (el Sistema de Calificación de Habilidades Sociales) de sus hijos.
Los resultados mostraron que los niños tímidos tendían a tener una inteligencia emocional más baja y niveles más altos de comportamientos de internalización. Los niños más inteligentes emocionalmente tendían a tener menos comportamientos de internalización.
Un análisis posterior reveló que la inteligencia emocional modificó la relación entre la timidez y los comportamientos de internalización. Los niños tímidos cuya inteligencia emocional era baja tendían a tener comportamientos más internalizantes. Sin embargo, no hubo asociación entre la timidez y los comportamientos de internalización en niños cuya inteligencia emocional era alta.
Los investigadores propusieron dos posibles explicaciones para estos hallazgos. En primer lugar, la inteligencia emocional puede ayudar a los niños tímidos a regular mejor sus emociones negativas, permitiéndoles hacer frente de manera efectiva y comunicar sus sentimientos con los demás. Esta estrategia adaptativa puede protegerlos del desarrollo de comportamientos de internalización. En segundo lugar, una mayor inteligencia emocional podría mejorar las interacciones sociales de los niños tímidos al ayudarlos a comprender y predecir las emociones de sus compañeros, lo que lleva a relaciones positivas con los demás.
El estudio hace una contribución importante a la comprensión científica de los factores que contribuyen al desarrollo de comportamientos de internalización. Sin embargo, se basó únicamente en evaluaciones subjetivas completadas por los padres. Los resultados de estas evaluaciones podrían diferir de lo que indicarían los autoinformes de los niños. Además, el diseño del estudio no permite sacar conclusiones causales de los resultados.
Fuente: Personality and Individual Differences
Articulo original: “Children’s shyness, emotional intelligence, and internalizing behaviors”, autores: Soyoung Jung, Kristie L. Poole, y Louis A. Schmidt.