Un artículo de perspectiva publicado en Communications Psychology por Katy YY Tam y Michael Inzlicht sugiere que el uso de medios digitales puede en realidad contribuir a niveles más elevados de aburrimiento.
A pesar de la creciente accesibilidad al entretenimiento, las personas reportan experiencias más frecuentes de aburrimiento, con posibles efectos adversos sobre la salud mental, el aprendizaje y el comportamiento.
En el mundo actual, donde el entretenimiento está al alcance de la mano, los informes sobre aburrimiento están paradójicamente en aumento, especialmente entre las generaciones más jóvenes. Podemos ver películas en streaming al instante, interactuar con amigos en línea y consumir una cantidad infinita de contenido. Sin embargo, los datos de encuestas y estudios nacionales indican que hoy en día las personas dicen sentirse aburridas con más frecuencia que nunca, y los índices de aburrimiento han aumentado significativamente entre los adolescentes y los estudiantes universitarios desde 2009.
Dado que el aburrimiento crónico está asociado con problemas como la ansiedad, la depresión e incluso las conductas agresivas, es importante comprender qué impulsa este aumento. Tam e Inzlicht proponen que nuestra dependencia de los dispositivos digitales y la accesibilidad constante al entretenimiento podrían hacernos más susceptibles al aburrimiento en lugar de aliviarlo.
Los autores sostienen que la estructura y la naturaleza de los medios digitales pueden aumentar los sentimientos de aburrimiento. Basándose en investigaciones empíricas existentes, exploran cómo los medios digitales podrían estar moldeando las expectativas de participación de las personas, fragmentando la atención y reduciendo la sensación de significado en las actividades diarias. Cada uno de estos mecanismos podría crear un ciclo en el que las personas recurran cada vez más a los dispositivos digitales para aliviar el aburrimiento, solo para descubrir que se sienten menos satisfechas y más propensas al aburrimiento con el tiempo.
En primer lugar, sostienen que los medios digitales establecen un estándar alto para la participación, ya que proporcionan un flujo de estímulos gratificantes de forma constante. Este patrón alienta a los usuarios a buscar una mayor estimulación, lo que aumenta sus expectativas sobre lo que es «suficientemente atractivo». Por ejemplo, la evolución del contenido de las redes sociales (que ha pasado del texto a las imágenes y luego a los vídeos de formato corto) refleja una mayor necesidad de una participación más rápida e intensa para captar la atención de los usuarios.
Como resultado, las actividades que no se corresponden con este nivel de estimulación, como leer un libro o asistir a una conferencia, pueden resultar aburridas en comparación. La evidencia de los estudios de muestreo de experiencias, que rastrean los niveles de aburrimiento de las personas en tiempo real, respalda esta idea; las personas a menudo informan un mayor aburrimiento después de interactuar con contenido digital, especialmente en las redes sociales y el uso de teléfonos inteligentes.
Otro problema fundamental es que los medios digitales fragmentan la atención, lo que dificulta la concentración en una sola actividad. Los dispositivos como los teléfonos inteligentes ofrecen una serie de distracciones (notificaciones, múltiples aplicaciones y la posibilidad de cambiar rápidamente de una actividad a otra) que alteran la concentración sostenida. Los estudios muestran que las interrupciones frecuentes reducen la satisfacción y la capacidad de los usuarios para concentrarse plenamente en una tarea, lo que aumenta la probabilidad de aburrimiento.
Por ejemplo, las investigaciones han demostrado que el simple hecho de tener un teléfono inteligente cerca puede reducir la atención y el disfrute en las interacciones sociales cara a cara, lo que intensifica el aburrimiento. La multitarea digital, como navegar en un teléfono mientras se ve la televisión, también socava la capacidad de las personas para permanecer presentes y comprometidas, lo que contribuye aún más a los sentimientos de insatisfacción e inquietud.
Un tercer mecanismo clave tiene que ver con la sensación de significado, que los autores describen como esencial para una participación sostenida. Los medios digitales, en particular las redes sociales y la navegación en línea, suelen ofrecer información fragmentada y desconectada. Esta experiencia inconexa puede reducir la sensación de coherencia y significado, lo que lleva a las personas a sentir que el tiempo que pasan en línea no les resulta satisfactorio.
Los estudios experimentales muestran que las personas suelen sentir una sensación subyacente de falta de sentido después de consumir fragmentos de información rápidos y sin relación, lo que puede provocar un ciclo de cambio de contenido en busca de algo más significativo. Sin embargo, esta búsqueda rara vez satisface, ya que el contenido digital suele estar diseñado para un consumo rápido en lugar de una participación profunda, lo que puede dejar a los usuarios con una sensación de vacío y, en última instancia, de aburrimiento.
Si bien la síntesis de Tam e Inzlicht es exhaustiva, señalan que la mayoría de los estudios citados se centran en adolescentes y adultos jóvenes. Esto plantea interrogantes sobre si los hallazgos se aplican a todos los grupos de edad o en diferentes contextos culturales.
Fuente: Communications Psychology
Articulo original:
Título: “People Are Increasingly Bored in Our Digital Age”.
Autores: Katy Y.Y. Tam y Michael Inzlicht.