Ocupaciones rutinarias asociadas con un aumento del 37% en el riesgo de demencia

Ocupaciones rutinarias asociadas con un aumento del 37% en el riesgo de demencia

Un estudio reciente publicado en la revista Neurology proporciona evidencia de que las personas que realizan ocupaciones cognitivamente estimulantes durante su mediana edad (específicamente entre los 30 y los 60 años) tienen menos probabilidades de desarrollar deterioro cognitivo leve (DCL) y demencia después de los 70 años.

El deterioro cognitivo leve (DCL) es una afección caracterizada por una disminución notable de las capacidades cognitivas, incluidas la memoria y las habilidades de pensamiento, que es mayor de lo que podría esperarse para la edad de una persona. Sin embargo, esta disminución no es lo suficientemente grave como para interferir significativamente con la vida diaria o la función independiente, lo que distingue al deterioro cognitivo leve de formas más graves de deterioro cognitivo como la demencia.

Las personas con deterioro cognitivo leve tienen un mayor riesgo de desarrollar demencia, un término más amplio para afecciones caracterizadas por una disminución de la memoria, el lenguaje, la resolución de problemas y otras habilidades de pensamiento que afectan la capacidad de una persona para realizar las actividades cotidianas. La enfermedad de Alzheimer es la forma más común de demencia, aunque existen varios otros tipos, cada uno con sus propias causas y síntomas subyacentes. La progresión del deterioro cognitivo leve a la demencia puede afectar profundamente la calidad de vida, no solo de quienes padecen estas afecciones sino también de sus familias y cuidadores.

A medida que las poblaciones siguen envejeciendo, se espera que aumente la incidencia de estas enfermedades, lo que aumentará la carga para los sistemas de salud y las sociedades. Por lo tanto, es fundamental identificar los factores que potencialmente podrían retrasar o prevenir la aparición del deterioro cognitivo leve y la demencia.

Investigaciones anteriores han apoyado la hipótesis de la «reserva cognitiva», que sugiere que las habilidades intelectuales adquiridas a través de la educación y actividades mentales desafiantes a lo largo de la vida pueden retrasar la aparición de deterioros cognitivos. El lugar de trabajo, con su variedad de tareas intelectualmente atractivas, constituye un área de interés clave. Aunque muchos estudios han indicado que los trabajos exigentes pueden mitigar el riesgo de deterioro cognitivo, los resultados han sido inconsistentes y a menudo se complican por factores confusos como la educación y el nivel socioeconómico.

Para investigar la relación entre las demandas cognitivas ocupacionales durante la mediana edad y el riesgo de desarrollar deterioro cognitivo leve (DCL) y demencia después de los 70 años, un equipo de investigadores de la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia, el Centro de Envejecimiento de Columbia y el Centro de Envejecimiento de Noruega utilizó datos del subestudio 70+ del Estudio de Salud de Trøndelag (HUNT4 70+), que forma parte de una gran encuesta de salud poblacional en curso en el condado de Trøndelag, Noruega.

En el estudio participaron un total de 9.930 participantes de entre 70 y 105 años, que eran residentes de la parte norte del condado y habían participado en la cuarta ola del estudio entre 2017 y 2019. Los investigadores utilizaron datos del registro administrativo noruego para rastrear la ocupación Historia de cada participante. Recopilaron datos sobre las ocupaciones desempeñadas en varios momentos de la vida de cada participante, específicamente durante los 30, 40, 50 y 60 años.

Los hallazgos hacen avanzar el campo de varias maneras, según los autores. “En primer lugar, las demandas cognitivas ocupacionales a menudo se han evaluado mediante evaluaciones subjetivas y retrospectivas. Además, nuestra utilización de datos de registros sobre historias ocupacionales fortalece la evidencia existente”, comentó Yaakov Stern, investigador principal del proyecto en la Universidad de Columbia.

Si bien los hallazgos del estudio son valiosos y sugieren un efecto protector de las demandas cognitivas del trabajo, no prueban que realizar dicho trabajo cause directamente una reducción en el riesgo de demencia. Podría haber otros factores en juego que influyan tanto en las elecciones ocupacionales de una persona como en su salud cognitiva. Por ejemplo, las personas con capacidades cognitivas inherentes más altas podrían buscar y desempeñarse mejor en trabajos complejos y ser más resistentes al deterioro cognitivo debido a estas habilidades subyacentes, en lugar de que el trabajo en sí proporcione el efecto protector.

Además, la evaluación de las demandas cognitivas se basó en datos laborales históricos, que pueden no capturar completamente la naturaleza de los requisitos laborales anteriores. El estudio se centró en una población noruega, lo que podría limitar la generalización de los hallazgos a otros contextos culturales y económicos.

De cara al futuro, los autores del estudio abogan por que se realicen más investigaciones para explorar los tipos específicos de actividades cognitivas que son más beneficiosas y extender estos hallazgos a poblaciones más diversas. Además, es necesario comprender cómo interactúan las demandas cognitivas y físicas en la configuración de la salud cognitiva a largo plazo.

«En general, nuestro estudio demuestra que las altas demandas cognitivas ocupacionales están relacionadas con menores riesgos de deterioro cognitivo leve y demencia en la vejez», señaló Skirbekk. «Sin embargo, recomendamos encargar más investigaciones para validar estos hallazgos y señalar las demandas cognitivas ocupacionales específicas que son más ventajosas para mantener la salud cognitiva en la vejez».

Fuente: Neurology

Articulo original: Titulo: “Trajectories of Occupational Cognitive Demands and Risk of Mild Cognitive Impairment and Dementia in Later Life”. Autores: Trine H. Edwin, Asta K. Håberg, Ekaterina Zotcheva, Bernt Bratsberg, Astanand Jugessur, Bo Engdahl, Catherine Bowen, Geir Selbæk, Hans-Peter Kohler, Jennifer R. Harris, Sarah E. Tom, Steinar Krokstad, Teferi Mekonnen, Yaakov Stern, Vegard F. Skirbekk y Bjørn H. Strand.

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