La función de atención psicológica no puede ser una mera atención de soporte para los casos más graves o difíciles, sino que debe estar plenamente integrada en la atención diaria del paciente oncológico.
Así lo afirma el presidente y director del Instituto Max Weber, Santiago Pérez Camarero, en la siguiente entrevista que le hemos realizado, tras la reciente publicación del informe La atención psicológica al paciente de cáncer en España, un documento a través del cual se ofrece una visión general de la atención psicológica al paciente adulto con cáncer en nuestro país, recogiendo, para ello, evidencias científicas, documentación sanitaria y la opinión de los facultativos de oncología desde su propia experiencia y realidad, con el fin último de concienciar a la sociedad acerca de la importancia y necesidad de la atención psicológica a los pacientes oncológicos y a sus familiares.
Dada la importancia de este estudio y la trascendencia de sus conclusiones, Infocop Online ha querido entrevistar a su director, para hablarnos en detalle sobre el mismo.
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Santiago Pérez Camarero
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Santiago Pérez Camarero está Licenciado en Derecho y en Ciencias Políticas y Sociología (especialidad Psicología Social), y es Doctor en el Área de Fundamentos de Análisis Económico, Programa de Doctorado en Investigación Sociosanitaria, y DEA en Estudios Sociosanitarios.
Desempeña su labor como profesor asociado o invitado en las Universidades: Alfonso X El Sabio, Carlos III de Madrid, Antonio de Nebrija, Camilo José Cela, Universidad de Castilla La Mancha (UCLM), y Universidad de Navarra e IESE.
En la actualidad, es Presidente y Director del Instituto Max Weber, de investigación aplicada, y Vicepresidente de la Fundación OTIMES (Oficina Técnica Internacional del Medicamento y la Salud).
Cuenta en su haber con diversas publicaciones, artículos, ponencias y libros sobre el mercado laboral y el sector sociosanitario, y ha sido director e investigador en múltiples informes e investigaciones en el ámbito de la sociología, la economía laboral, la salud y la actividad sanitaria.
Sus últimas publicaciones, previas al informe del cual nos hablará a continuación, han sido: Aspectos económicos y sociales de la caída de la natalidad en España (2012), La aportación de las vacunas al bienestar social: una visión general (2013), Un futuro sin generación perdida; una revisión de la situación de los jóvenes en España (2013), Juventud y juegos de azar: una visión general del juego en los jóvenes (INJUVE, 2017) y La violencia de género en los jóvenes (2018).
ENTREVISTA
Recientemente, el Instituto Max Weber acaba de publicar el informe titulado La atención psicológica al paciente de cáncer en España. Como director del estudio, ¿podría explicarnos cómo surge este proyecto? ¿Qué objetivos persigue?
El proyecto surgió de una conversación con el Director de la Fundación Mylan, Javier Anitua, en la que coincidíamos en la dificultad que supone para los pacientes de cáncer asumir y sobrellevar no solo la gravedad de la enfermedad y la dureza de muchos de los tratamientos, sino también el impacto que ésta tiene sobre su vida familiar, social o laboral, debido a la incertidumbre y desesperanza que produce casi siempre en la persona que padece cáncer.
El objetivo del proyecto era triple: por una parte, revisar las evidencias científicas existentes sobre la eficacia y resultados positivos de la atención psicológica a los pacientes; en segundo lugar, analizar la documentación sanitaria que contempla este tipo de atención; y, por último, conocer la opinión de los oncólogos sobre la necesidad y características de esta atención y sobre la situación de la misma en los hospitales españoles.
Cuando hablamos de aspectos psicológicos en cáncer, ¿a qué nos estamos refiriendo?
El cáncer en primera persona es una enfermedad disruptiva y desconcertante para quien la padece por primera vez. El diagnóstico de cáncer expulsa al paciente del mundo de los sanos por un tiempo indeterminado y lo lleva a un estadio, a menudo incierto, que altera su orden mental y sus esquemas vitales. Esto se traduce en patologías como el distreìs, la ansiedad, la depresión, el insomnio y problemas en la sexualidad o la autoimagen. A su vez, algunos de estos problemas pueden realimentar conductas negativas para la adecuada adherencia a los tratamientos.
De acuerdo con la evidencia, ¿podría resumirnos cuáles son los principales abordajes de la terapia psicológica en Oncología?
Como ya expone la Dra. Estapé en el informe, los modelos más probados hasta ahora en Psicooncología son los de corte cognitivo-conductual, con un crecimiento exponencial de los derivados de éste modelo, es decir, los considerados de tercera generación, como la activación conductual (especialmente indicada para la depresión), la terapia de aceptación y compromiso y otros protocolos que se basan en los citados anteriormente. Sin embargo, cada cáncer y cada persona son distintos, por lo que siempre es necesario un abordaje y tratamiento psicológico específico para cada caso.
Según el informe, muchos de los problemas que se encuentran en las unidades de Psicooncología hacen referencia a la adherencia al tratamiento psicológico del paciente con cáncer. Como experto, ¿qué factores dificultan la falta de adherencia a estas intervenciones? ¿Cuáles podrían mejorar su aceptación?
Creo que, desde el punto de vista de los tratamientos, la confianza del paciente en la capacidad terapéutica o curativa de los mismos es muy importante. Cuando esta confianza se rompe, también lo hace la necesaria conexión y colaboración del paciente con el conjunto de agentes del sistema sanitario. Se pierde la esperanza, se burla la adherencia y se buscan soluciones mágicas, pseudoterapias, etc. En este sentido, las terapias psicológicas de aceptación son muy necesarias, pero también lo es una buena comunicación entre médico y paciente y la necesaria coordinación entre los miembros de los equipos interdisciplinares que integran a los diferentes profesionales que atienden a los pacientes de cáncer. La función de atención psicológica no puede ser una mera atención de soporte para los casos más graves o difíciles, sino que debe estar plenamente integrada en la atención diaria del paciente oncológico.
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