El ABC de la Psicoterapia Corporal

La psicoterapia corporal podría definirse como la interacción planificada cargada de emoción y de confianza que se establece entre una persona que sufre (paciente) y un sanador socialmente reconocido (terapeuta) , quien lo guiará en el conocimiento de sí mismo a través de su cuerpo.

Toda psicoterapia ayuda a la persona, por un lado, a darle mayor perspectiva a sus problemas, observando su origen e implicaciones inconscientes. Además reconoce que todo lo que le pasa a la persona, le pasa a su cuerpo y esto afecta su bienestar y su manera de relacionarse con los demás.

La psicoterapia corporal se basa en que cada parte del cuerpo guarda la historia de lo que ha sido su vida, y esto se va constituyendo en bloqueos energéticos que pueden reflejarse en enfermedades que aparentemente no tiene una razón física, o en contracciones musculares que al observarse ponen de manifiesto diferentes actitudes como la idea de huir (muslos y hombros tensos).

La sesión es un ritual que se establece entre el paciente y el terapeuta, en donde se buscará a través de una metodología definida, un marco conceptual y observación detallada, con el propósito de sanar al paciente de cualquier sufrimiento o dolor que experimente.

Esta técnica nace de la inquietud del médico Wilhem Reich (1897-1957), psicoanalista alumno de Freud, al preguntarse cómo varios de sus pacientes no mostraban avance alguno:

“…El paciente poseía una tendencia terrible a esconderse de sí mismo, o por decirlo de otra manera, las barreras psicológicas del paciente tendían a perpetuarse inconscientemente. En cierto modo, las personas tenían miedo a romper sus bloqueos; eran incapaces de sentir el placer de la distensión, de relajarse, de dejarse llevar.” Wilhem Reich.

La psicoterapia es un proceso que ayuda a que cada persona se haga responsable de los actos de su vida, al identificar nuestras tendencias a repetir patrones dañinos y los reforzamientos que la familia y la sociedad tienen  respecto a la casi nula observación de nuestras verdaderas emociones y necesidades.

Si nos conocemos y aprendemos a canalizar las emociones que son el reflejo de nuestras experiencias, nuestra calidad de vida, sin duda, mejorará.

Fuente: www.davidtrotzig.com

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