En un nuevo estudio publicado en Personality & Social Psychology Bulletin, los investigadores descubrieron que los estereotipos de género que asocian a los hombres con la carrera y a las mujeres con la familia son más pronunciados en los países económicamente desarrollados, lo que potencialmente explica la paradoja de la igualdad de género.
Esta investigación tuvo como objetivo abordar un fenómeno conocido como la “paradoja de la igualdad de género”, que pone de relieve que, en los países más desarrollados, donde la igualdad de género en la educación, el trabajo y los derechos es generalmente mayor, persisten las preferencias y estereotipos de género. Estos estereotipos a menudo conducen a roles diferenciados, en los que se percibe a los hombres como más aptos para las carreras profesionales y a las mujeres para los roles familiares.
Clotilde Napp buscó explorar por qué estos estereotipos perduran e incluso se fortalecen en sociedades con mayor paridad de género en otros dominios, planteando la hipótesis de que la teoría del rol social podría explicar esta persistencia al vincular los roles sociales observables con los estereotipos internalizados.
Basándose en trabajos anteriores que muestran que las creencias sociales influyen en las decisiones de género, el investigador se sintió motivado por la observación de que, a medida que se expanden las oportunidades económicas y sociales, los hombres y las mujeres a menudo gravitan hacia roles de género estereotipados en la vida profesional y familiar, lo que plantea preguntas sobre el papel de las normas culturales y sociales en la configuración de estas decisiones.
Napp utilizó datos del Proyecto Implícito, que recopila información sobre sesgos implícitos en un amplio grupo demográfico. Este conjunto de datos incluía respuestas de 1,5 millones de personas de 111 países, lo que lo convierte en una de las evaluaciones interculturales más extensas de estereotipos de género. El estudio empleó la Prueba de Asociación Implícita (IAT), una herramienta psicológica diseñada para medir la fuerza de las asociaciones automáticas en la memoria, en este caso, entre nombres masculinos y palabras relacionadas con la carrera profesional y entre nombres femeninos y palabras relacionadas con la familia.
A los participantes se les presentaron palabras una por una y se les pidió que las categorizaran lo más rápido posible según el género y el ámbito (carrera o familia), y se utilizaron los tiempos de respuesta para inferir la fuerza de sus asociaciones implícitas. Los tiempos de respuesta más cortos al alinear los nombres masculinos con palabras relacionadas con la carrera y los nombres femeninos con palabras relacionadas con la familia indicaron estereotipos de género más fuertes.
Los participantes también completaron cuestionarios en los que se les pedía que calificaran con qué intensidad asociaban a los hombres y las mujeres con los roles profesionales y familiares en una escala Likert de siete puntos. Estos datos se recopilaron a lo largo de 15 años, desde 2005 hasta 2020, para observar tendencias y consistencia a lo largo del tiempo.
Los resultados del estudio revelaron un patrón contraintuitivo: los estereotipos de género eran más pronunciados en los países económicamente desarrollados, contrariamente a la expectativa de que el progreso social y el avance económico reducirían tales sesgos. En concreto, los puntajes más altos en el PIB (Producto Interno Bruto) y el IDH (Índice de Desarrollo Humano) predijeron asociaciones implícitas más fuertes entre los hombres y las carreras profesionales y las mujeres, y los roles familiares.
Curiosamente, el estereotipo se mantuvo en los participantes masculinos y femeninos, aunque los participantes masculinos mostraron estereotipos explícitos particularmente fuertes que asociaban los roles familiares con las mujeres. Este patrón también fue consistente al controlar factores demográficos como la edad, el nivel educativo y la cantidad de veces que un participante había realizado el IAT.
Un análisis más detallado reveló que en los países económicamente más avanzados, las diferencias de género en valores personales, rasgos de personalidad y preferencias ocupacionales también eran más pronunciadas. Las mujeres de estos países expresaron una mayor preferencia por valores comunitarios y familiares, mientras que los hombres manifestaron valores más orientados a la carrera profesional.
Este estudio sugiere que la persistencia de asociaciones estereotipadas de género en los países más ricos puede contribuir a la paradoja de la igualdad de género, donde una mayor libertad social permite a los individuos tomar decisiones profesionales y familiares que se alinean con estereotipos más profundamente arraigados.
Una limitación del estudio es que se basa en datos transversales, que no permiten establecer una relación causal. Los datos longitudinales pueden ayudar a entender mejor cómo los estereotipos y los factores económicos se influyen mutuamente a lo largo del tiempo.
Fuente: Personality & Social Psychology Bulletin
Articulo original:
Título: “Gender Stereotypes About Career and Family Are Stronger in More Economically Developed Countries and Can Explain the Gender Equality Paradox”.
Autor: Clotilde Napp.