Los efectos del ejercicio sobre la función cognitiva varían según la tolerancia a la glucosa

Los efectos del ejercicio sobre la función cognitiva varían según la tolerancia a la glucosa

La obesidad está relacionada con varias complicaciones de salud. De manera alarmante, también se correlaciona con el deterioro cognitivo y la demencia. Un estudio reciente publicado en la revista Physiology & Behavior exploró cómo el ejercicio aeróbico de alta intensidad afecta la función cognitiva entre los adultos, destacando que los resultados varían significativamente dependiendo de la tolerancia a la glucosa de los individuos.

La obesidad ha sido una preocupación creciente en todo el mundo y su prevalencia se ha triplicado desde la década de 1970. Este aumento en las tasas de obesidad ha ido acompañado de un mayor riesgo de diversas enfermedades, incluidas afecciones cardiovasculares, diabetes y ciertas formas de cáncer.

Las investigaciones de las últimas décadas también han establecido un vínculo preocupante entre la obesidad y el deterioro cognitivo. Los estudios han demostrado que las personas obesas, especialmente durante la mediana edad, tienen un riesgo significativamente mayor de desarrollar deterioro cognitivo y demencia en el futuro en comparación con sus contrapartes no obesas.

Un objetivo central de investigaciones anteriores ha sido comprender los mecanismos a través de los cuales la obesidad contribuye al deterioro cognitivo. Dos factores principales identificados son la intolerancia a la glucosa y la resistencia a la insulina. Estas condiciones no sólo son fundamentales en el desarrollo de la diabetes tipo 2 sino que también han estado implicadas en deficiencias cognitivas.

La intolerancia a la glucosa es una afección en la que los niveles de azúcar en sangre son más altos de lo normal después de comer, pero no lo suficientemente altos como para clasificarlos como diabetes. Indica una eficiencia reducida en el procesamiento de la glucosa, lo que a menudo sirve como precursor de la diabetes tipo 2.

La resistencia a la insulina, por otro lado, ocurre cuando las células del cuerpo no responden eficazmente a la insulina, una hormona que regula el azúcar en sangre. Como resultado, el cuerpo necesita mayores cantidades de insulina para ayudar a que la glucosa ingrese a las células. Ambas condiciones están involucradas en el síndrome metabólico y pueden aumentar el riesgo de desarrollar varias enfermedades crónicas.

Se ha demostrado que los episodios intensos de ejercicio mejoran la función cognitiva en personas delgadas. Sin embargo, hubo una brecha notable en la comprensión de cómo la obesidad y las condiciones metabólicas asociadas, como la intolerancia a la glucosa y la resistencia a la insulina, influyen en las respuestas cognitivas al ejercicio.

Gregory N. Ruegsegger y sus colegas de la Universidad de Wisconsin-River Falls realizaron su estudio para abordar esta brecha. Su investigación tuvo como objetivo investigar específicamente cómo el ejercicio aeróbico agudo de alta intensidad afecta la función cognitiva en adultos obesos con diferentes niveles de tolerancia a la glucosa.

En el estudio participaron un total de 49 participantes adultos que se dividieron en tres grupos según su índice de masa corporal (IMC) y su estado de tolerancia a la glucosa. Estos grupos incluían individuos delgados con tolerancia normal a la glucosa, individuos obesos con tolerancia normal a la glucosa e individuos obesos con tolerancia alterada a la glucosa.

Antes de realizar cualquier ejercicio, los participantes se sometieron a un examen completo que incluyó análisis de composición corporal, cálculo del IMC y evaluaciones de salud metabólica mediante análisis de sangre. Estas pruebas midieron la glucosa en sangre en ayunas, los niveles de insulina y los perfiles de lípidos, entre otros marcadores. Para evaluar específicamente la tolerancia a la glucosa, los participantes completaron una prueba de tolerancia oral a la glucosa (OGTT) de 2 horas. La función cognitiva se evaluó inicialmente mediante una batería de pruebas diseñadas para evaluar la atención, la función ejecutiva y la memoria.

El núcleo del estudio fue la sesión de ejercicio, que consistió en actividad aeróbica de alta intensidad realizada en una bicicleta ergómetro con freno electrónico. Esta sesión incluyó un calentamiento de 10 minutos, seguido de cuatro intervalos de alta intensidad de 4 minutos separados por períodos de descanso de 3 minutos y un enfriamiento de 5 minutos. La intensidad del ejercicio se estableció en el 75% de la producción máxima de vatios de cada participante, según lo determinado por una prueba preliminar de VO2pico, que mide la cantidad máxima de oxígeno que una persona puede utilizar durante el ejercicio intenso.

Después del ejercicio, se repitieron las pruebas cognitivas para medir cualquier cambio debido a la sesión de ejercicio. Además, se tomaron muestras de sangre antes, inmediatamente después y una hora después del ejercicio para evaluar las respuestas metabólicas agudas y los marcadores de inflamación como la interleucina-6 (IL-6) y la proteína C reactiva (PCR).

Los investigadores descubrieron que el ejercicio aeróbico agudo de alta intensidad mejoraba la función cognitiva tanto en personas delgadas como en personas obesas con tolerancia normal a la glucosa. Por el contrario, la función cognitiva de los individuos obesos con intolerancia a la glucosa no mostró ninguna mejora después de la sesión de ejercicio. Este grupo también mostró un aumento en los marcadores proinflamatorios, que no disminuyeron tan rápidamente como en los otros grupos. Esta respuesta inflamatoria persistente es digna de mención ya que sugiere un vínculo entre la inflamación, la intolerancia a la glucosa y la falta de respuesta a los beneficios cognitivos del ejercicio intenso.

Estos hallazgos indican que, si bien el ejercicio intenso es beneficioso para la función cognitiva en personas sin problemas con el metabolismo de la glucosa, la presencia de disfunciones metabólicas como la intolerancia a la glucosa puede anular estos beneficios. Esto podría deberse a la respuesta inflamatoria exacerbada que se sabe que afecta negativamente a los procesos cognitivos.

Sin embargo, es importante señalar que el estudio se centró en los efectos inmediatos de una única sesión de ejercicio aeróbico de alta intensidad. Investigaciones anteriores han demostrado consistentemente los impactos beneficiosos a largo plazo del ejercicio rutinario sobre la función cognitiva y la salud metabólica.

«Nuestros datos indican que las mejoras en la función cognitiva después del ejercicio aeróbico agudo y de alta intensidad se asocian con el estado de tolerancia a la glucosa independientemente del peso corporal o la composición corporal, lo que sugiere que la sensibilidad a la insulina puede predecir cambios en la función cognitiva después del ejercicio agudo», concluyeron los investigadores.

Fuente: Physiology & Behavior

Articulo original: Titulo: “Glucose tolerance status associates with improvements in cognitive function following high-intensity exercise in adults with obesity”. Autores: Gregory N. Ruegsegger, Emily R. Ekholm, Chandler E. Monroe, Chapin I. Rappaport, Rocco D. Huppert, Caleb R. Anton y Mia J. Ferguson.

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