Si bien la felicidad se puede aprender, la clave para mantener sus beneficios reside en la práctica continua, según una nueva investigación publicada en Higher Education. Los hallazgos del estudio, centrado en el curso «Ciencia de la Felicidad» de la Universidad de Bristol, sugieren que adoptar hábitos basados en evidencia, como la gratitud, el ejercicio, la meditación y llevar un diario, puede aumentar significativamente el bienestar, pero sólo si estas prácticas se mantienen en el tiempo.
El curso Ciencia de la Felicidad, basado en el curso «Psicología y buena vida» de la Universidad de Yale, está diseñado para mejorar el bienestar mental a través de la lente de la investigación científica. Lanzado en 2018, este curso evita los exámenes y los cursos tradicionales, centrándose en cambio en impartir conocimientos sobre lo que la investigación contemporánea revisada por pares en psicología y neurociencia revela sobre la naturaleza de la felicidad.
El curso, que abarca una variedad de temas, desde los determinantes biológicos y ambientales de la felicidad hasta consejos prácticos para fomentar el bienestar mental, alienta a los estudiantes a participar en actividades basadas en evidencia, o «trucos de la felicidad». Este enfoque pretende no sólo educar sino también equipar a los estudiantes con herramientas para mejorar activamente su propia salud mental.
Estudios anteriores han sugerido que los cursos psicoeducativos pueden aumentar el bienestar psicológico a corto plazo, pero no está claro si estas mejoras perduran a largo plazo. Los investigadores se embarcaron en el estudio actual para explorar si participar en un programa educativo estructurado como Ciencia de la Felicidad podría ofrecer una forma sostenible de mejorar el bienestar mental de los estudiantes.
Al examinar sistemáticamente los efectos a largo plazo de dichos cursos psicoeducativos, el equipo intentó descubrir si los beneficios iniciales observados en el bienestar de los estudiantes podrían mantenerse en el tiempo.
Para su estudio, los investigadores recopilaron datos de estudiantes que habían participado en el curso Ciencia de la Felicidad y respondieron a encuestas de seguimiento. Inicialmente, se enviaron invitaciones a un grupo de 905 estudiantes que habían participado en encuestas de bienestar antes o después del curso en años anteriores, de los cuales 638 tenían datos completos disponibles antes y después del curso. De ellos, 228 estudiantes respondieron a la encuesta de seguimiento a largo plazo, que se realizó entre 12 y 29 meses después de finalizar el curso.
Para medir el bienestar, el estudio empleó varios instrumentos bien validados. Se utilizó la Escala Corta de Bienestar Mental de Warwick-Edimburgo para medir el bienestar mental general. Esta escala es ampliamente reconocida por su confiabilidad y validez para medir aspectos positivos de la salud mental. Para la ansiedad se utilizó el Cuestionario de Trastorno de Ansiedad Generalizada (GAD-7). La soledad se evaluó utilizando la versión de 3 ítems de la Escala de Soledad de UCLA.
Inicialmente, los estudiantes que participaron en el curso informaron de una mejora significativa en su bienestar general, con un aumento observado del 10 al 15 % en sus puntuaciones en la Escala Corta de Bienestar Mental de Warwick-Edimburgo. Este impulso inmediato pone de relieve la eficacia del curso para mejorar la salud mental de los estudiantes a corto plazo.
Aproximadamente la mitad de los encuestados (50,67%) informaron continuar con al menos una de las prácticas para mejorar la felicidad introducidas en el curso, como expresar gratitud, practicar atención plena o meditación, realizar actividad física regular, llevar un diario o realizar actos de amabilidad. Entre ellas, la gratitud fue la práctica más frecuente.
Cuando los investigadores realizaron evaluaciones de seguimiento hasta 29 meses después de la conclusión del curso, surgió un panorama matizado. La mejora del bienestar experimentada por los estudiantes no fue inherentemente duradera. Sólo aquellos que continuaron practicando activamente los “trucos de la felicidad” aprendidos durante el curso lograron mantener los niveles mejorados de bienestar a largo plazo.
«Este estudio muestra que simplemente hacer un curso, ya sea en el gimnasio, en un retiro de meditación o en un curso de felicidad basado en evidencia como el nuestro, es solo el comienzo: debes comprometerte a utilizar lo que aprendes de forma regular», explicó Bruce Hood, autor principal del estudio y profesor de psicología del desarrollo en la sociedad en la Universidad de Bristol.
“Gran parte de lo que enseñamos gira en torno a intervenciones de psicología positiva que desvían la atención de uno mismo, ayudando a los demás, estando con amigos, agradeciendo o meditando. Esto es lo opuesto a la actual doctrina de ‘autocuidado’, pero innumerables estudios han demostrado que salir de nuestras propias cabezas nos ayuda a alejarnos de las cavilaciones negativas que pueden ser la base de tantos problemas de salud mental».
El estudio destaca la importancia de un enfoque proactivo de la salud mental. Pero la investigación tiene algunas limitaciones, como el potencial de sesgo de respuesta y los desafíos de garantizar una muestra representativa durante los seguimientos a largo plazo. Estas advertencias allanan el camino para futuras investigaciones que refinen aún más nuestra comprensión sobre cómo mantener eficazmente el bienestar mental a través de cursos psicoeducativos.
Fuente: Higher Education
Articulo original: Titulo: “Long‑term analysis of a psychoeducational course on university students’ mental well‑being,”- Autores: Catherine Hobbs, Sarah Jelbert, Laurie R. Santos y Bruce Hood.