¿Es la ansiedad legalmente una discapacidad laboral?

¿Es la ansiedad legalmente una discapacidad laboral?

Muchos perciben la ley como rígida e imponente, pero la realidad es muy diferente. De hecho, la ley es a menudo «gris», subjetiva y altamente dependiente de los hechos. Las reclamaciones por discapacidad en el lugar de trabajo son un ejemplo perfecto.

Pongamos como ejemplo la “Ley Federal de Estadounidenses con Discapacidades” (ADA), donde los trabajadores con una discapacidad calificada tienen derecho a adaptaciones razonables por parte de su empleador. ¿Qué cuenta como una discapacidad? Bueno, después de que se enmendó la ADA en 2008, se adoptó una definición nueva y muy amplia de discapacidad. En lugar de enumerar diagnósticos o condiciones explícitos que constituyen una discapacidad, el término se define simplemente como cualquier «deficiencia física o mental que limita sustancialmente una o más actividades importantes de la vida». Asimismo, la definición de «ajuste razonable» es bastante vaga y abarca cualquier cambio en el lugar de trabajo que permita a una persona con discapacidad realizar las funciones esenciales de ese trabajo. Los empleadores solo están exentos de proporcionar adaptaciones razonables si presentan una «dificultad excesiva», como un costo financiero extremo.

Un ejemplo común de una discapacidad ADA y una adaptación razonable se puede encontrar en una lesión crónica en la espalda. Imagine que un empleado de un almacén sufre una hernia de disco y sufre un dolor de espalda persistente. Las adaptaciones razonables podrían incluir trasladar al empleado a un puesto administrativo disponible o invertir en maquinaria de asistencia de elevación.

Sin embargo, cuando las discapacidades surgen de una disfunción psiquiátrica , las cosas se vuelven más complicadas y ciertamente más controvertidas. Los trastornos de ansiedad son las enfermedades mentales más comunes en los Estados Unidos y afectan al 18 por ciento de los adultos estadounidenses. La investigación ha demostrado repetidamente que los trastornos de ansiedad están asociados con una productividad laboral reducida, lo que genera miles de millones de dólares en costos indirectos en el lugar de trabajo (American Psychiatric Association, 2004). A pesar de la prevalencia de los trastornos de ansiedad y su claro impacto en el desempeño laboral, los empleadores a menudo dudan en ver la ansiedad como una discapacidad, quizás debido a los estigmas contra las enfermedades mentales o simplemente porque desconocen el alcance de las leyes de discapacidad.

Por supuesto, no todos los casos de ansiedad se clasificarían como una discapacidad según la ADA. Sin duda, todos experimentamos ansiedad transitoria, tal vez antes de hablar en público o mientras conducimos durante una fuerte tormenta eléctrica. Sin embargo, para cumplir con los criterios de una discapacidad, la ansiedad debe ser severa, «limitando sustancialmente una o más actividades importantes de la vida». Para determinar si la ansiedad de un empleado llega a este nivel, los tribunales observarán los hechos específicos del caso, a menudo poniendo especial énfasis en los registros médicos.

En general, como con muchas preguntas en el mundo legal, no hay una respuesta clara sobre si la ansiedad es o no una discapacidad laboral. Cada caso es diferente y los tribunales considerarán todos los hechos disponibles antes de tomar una determinación.

Fuente: Psychology Today

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